La conducción autónoma promete a los usuarios unos niveles excepcionales de movilidad y confort, y también incentiva que fabricantes de equipos originales y Tier 1 consigan la anticipada "visión cero", el objetivo de la UE de eliminar las muertes por accidente de tráfico en 2050. No obstante, su éxito tiene un requisito previo importante: los distintos componentes y funciones del vehículo deben coordinarse e interactuar sin errores.
La gestión de sistemas electrónicos de creciente complejidad y los estándares del sector como el de Ethernet crean requisitos adicionales para las mediciones en el sector automovilístico, y traen consigo problemas de seguridad. Estos desafíos serían inmanejables sin la introducción de soluciones innovadoras para pruebas en automóviles que admitan la transferencia de las pruebas en carretera al banco de ensayo para poder reproducir y automatizar las pruebas.
